Hemos visto en el aula como se produce el ciclo del agua.
Este tema ha surgido con el proyecto del Río Guadalquivir.
En este proyecto hemos introducido el Ciclo del Agua dentro de un contexto de interés para el niño, y así aumentar su curiosidad en otros temas. Para que comprendan de manera sencilla el ciclo les contaremos un sencillo cuento llamado:
“La gotita Clarita”
Érase una vez una gota de agua, que se llamaba Clarita. Acababa de llegar al mar llevada por la corriente de un río. Todas sus amigas, las otras gotas de agua, que viajaban en la corriente del río, se habían separado. Clarita se había perdido. Las gotas de agua de mar la miraban raro. Clarita era pura y cristalina, no tenía sal. A las gotas de agua de mar no les gustaba
nada que ella fuera diferente. Clarita se sentía tan sola y triste, que siempre estaba en la superficie del agua, para ver si encontraba a sus amigas, las otras gotas de agua de río. Tantas horas pasaba en la superficie, que con el calor del sol, se calentó tanto tanto que desapareció, es decir, se evaporó, dejando la superficie del mar y subiendo a formar parte de las nubes. Clarita estaba encantada. Nunca se había evaporado antes y le sorprendió muchísimo la sensación de volar. Clarita estaba en la gloria, en estado gaseoso, dentro de la nube, junto a miles de gotas más.
El viento, que era muy juguetón, movía a todas las nubes suavemente. Volaban sobre pueblos, bosques, ciudades, montañas... ¡Era maravilloso!
Pero un día, de repente, su nube ¡PAMM! chocó con otra nube. Una descarga eléctrica, con mucha mucha luz llamada relámpago, iluminó el cielo y un
tremendo ruido, el trueno, agitó con mucha fuerza a las dos nubes. Tras el choque, muchas gotas cayeron de la nube, entre ellas, nuestra amiguita Clarita.
La luz del sol iluminaba cada una de las gotas que caían, formando brillantes colores. ¡Era el arco iris! Clarita alucinaba con tanta belleza, pero la velocidad de la caída era tremenda. Clarita estaba asustada. No sabía dónde iba a caer: ¿sobre un árbol?, ¿contra el suelo? “¡Ay, que duro!” pensó, ¿o sobre un jardín lleno de flores..? hasta que ¡PLOFF! fue a parar
a una piscina donde había un par de niños nadando. “¡Ay que bien!” pensó Clarita, “podía haber sido peor”. Las otras gotas de agua eran como ella, tampoco tenían sal. Además podría divertirse jugando con los niños.
Clarita, ahora, sí era feliz.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
Terminado el cuento, nos valdremos de un simple esquema dibujado en la pizarra para que los niños comprendan bien todos los procesos que ha sufrido nuestra amiga Clarita.
“La gotita Clarita”
Érase una vez una gota de agua, que se llamaba Clarita. Acababa de llegar al mar llevada por la corriente de un río. Todas sus amigas, las otras gotas de agua, que viajaban en la corriente del río, se habían separado. Clarita se había perdido. Las gotas de agua de mar la miraban raro. Clarita era pura y cristalina, no tenía sal. A las gotas de agua de mar no les gustaba
nada que ella fuera diferente. Clarita se sentía tan sola y triste, que siempre estaba en la superficie del agua, para ver si encontraba a sus amigas, las otras gotas de agua de río. Tantas horas pasaba en la superficie, que con el calor del sol, se calentó tanto tanto que desapareció, es decir, se evaporó, dejando la superficie del mar y subiendo a formar parte de las nubes. Clarita estaba encantada. Nunca se había evaporado antes y le sorprendió muchísimo la sensación de volar. Clarita estaba en la gloria, en estado gaseoso, dentro de la nube, junto a miles de gotas más.
El viento, que era muy juguetón, movía a todas las nubes suavemente. Volaban sobre pueblos, bosques, ciudades, montañas... ¡Era maravilloso!
Pero un día, de repente, su nube ¡PAMM! chocó con otra nube. Una descarga eléctrica, con mucha mucha luz llamada relámpago, iluminó el cielo y un
tremendo ruido, el trueno, agitó con mucha fuerza a las dos nubes. Tras el choque, muchas gotas cayeron de la nube, entre ellas, nuestra amiguita Clarita.
La luz del sol iluminaba cada una de las gotas que caían, formando brillantes colores. ¡Era el arco iris! Clarita alucinaba con tanta belleza, pero la velocidad de la caída era tremenda. Clarita estaba asustada. No sabía dónde iba a caer: ¿sobre un árbol?, ¿contra el suelo? “¡Ay, que duro!” pensó, ¿o sobre un jardín lleno de flores..? hasta que ¡PLOFF! fue a parar
a una piscina donde había un par de niños nadando. “¡Ay que bien!” pensó Clarita, “podía haber sido peor”. Las otras gotas de agua eran como ella, tampoco tenían sal. Además podría divertirse jugando con los niños.
Clarita, ahora, sí era feliz.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
Terminado el cuento, nos valdremos de un simple esquema dibujado en la pizarra para que los niños comprendan bien todos los procesos que ha sufrido nuestra amiga Clarita.
7 comentarios:
Muchas gracias por publicar este cuento... a mis niños del preescolar les va a encantar!!!!
Me alegro que te guste.
y gracias por dejar tu comentario.
Saludos.
Conchi
me encanto el cuento, realmente aprendieron mis niños mucho sobre las estados de agua gracias
gracias el cuento es muy bonito,y a mi hijo le encanto y aprendio sobre el ciclo del agua, sigan publicando cuentos que nos ayuden a las madres para la educacion de nuestro hijos
hola buenass noches!
me encanto el cuento estoy en practicas y la profesora a cargo me pidio que le auxiliara con el tema del ciclo del agua... esto me ayudara demasiado.
vinget
Muchas gracias por este cuento; en nuestro cole nos ha servido para explicar a los niñ@s el ciclo del agua que tanto les interesa (hemos adaptado el cuento a nuestro contorno)... hemos diseñado a la gotita clarita y están super ilusionados con aprender cosas nuevas...
Aquí os dejamos nuetsro blog:
http://educacioninfantilriadevigo.blogspot.com/
Saludos desde Galicia
gracias es un cuento en el que los niños pueden aprender mas rapidamente
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