.

.

sábado, 13 de julio de 2013

RETIRAR EL PAÑAL.


Cuando comenzamos la edad escolar los niños y niñas deben de controlar los esfínteres que es resultado de su proceso madurativo.
En el caso de que en Septiembre comience en el colegio y todavía no se controlen, aquí van unos consejos que pueden ayudar:
—Involucre al niño en el proceso, hágale partícipe. Se trata de sembrar cooperación y colaboración, la imposición a esta edad es un mal recurso educativo.
—Comunique, interprete sus señales, recuerde que su lenguaje no está perfeccionado. Utilice el mejor lenguaje de los chicos pequeños, el del juego. Sea creativo y ayúdele a canalizar las inseguridades y temores. Otro gran aliado es el cuento.
—No tenga urgencia por poner solución inmediata, utiliza el error como oportunidad para aprender. Enséñele que lo que importa es la voluntad y el esfuerzo, el logro no siempre es tener éxito.
—No pierda de vista al niño, que su finalidad no le impida reconocer los sentimientos. Enséñele a reconocerlos. Recuerde que lo conocido es lo cómodo, vivirá momentos de sentimientos encontrados (dar gusto al adulto, volver a la seguridad del pañal). Es el apoyo emocional de los padres el que impulsa y alienta la confianza. Poco a poco irá ampliando su abanico de respuestas positivas hacia el aprendizaje.
—Mire y mida sus gestos y déjele clara su disponibilidad para acompañarle.
—No utilice nunca el castigo, es corregir por aplastamiento de superioridad, es vergonzante y humillante.
—Comunique para expresar su no aceptación cuidando el lenguaje.Valore lo que hace, no caiga en la tentación de confundir con lo que es. «Un niño que se moja, ha tenido un escape, no es un niño sucio».
—Cuando muestre poca disposición o esté inmerso en un conflicto de ira, no actúe, espere que remita, no entre en lucha de poder y después dialogue. Recuerde que un niño que se expresa con rabieta no sabe hacerlo de otra manera. Usted es su fortaleza, muestre aliento en los intentos y apoyo en los momentos confusos, ayude a superar las dificultades, no sea el primero en mostrar desconfianza ni tirar la toalla.
—Evite las prisas e impaciencia. Intente que no afloren ni en lo que dice, ni en lo que exige.
—La falta de constancia desorienta a los niños.

La actitud del educador, el apoyo, las expectativas y capacidad que se tengan para transmitir confianza son buenos ingredientes que si no deben tomarse como receta, pueden servir como hoja de ruta que se traduce en acompañamiento verbal y afectivo:
—Vaya con calma, sin prisas pero sin pausa.
—Planifique con orden y esmero. Busque su complicidad.
—Haga evidente su disponibilidad generosa y atenta (observar, escuchar, acoger).
—Sea coherente y estable (somos referente y modelo).
—Importante: actitud positiva y comprensiva.
—Ayude a ir un poco más allá (la educación para que sea desarrollo debe implicar reto, el proteccionismo suele ser atrofiante).
—Haga gala de accesibilidad, tolerancia y firmeza.
—Es el adulto el que al principio dota de sentido y razones a lo que el niño hace (desde lo sensoriomotor a lo intelectual y la reflexión).

Para leer la noticia completa ABC